Holaa, esta es la segunda ronda de la iniciativa FanBooks, junto a Mica de Hablemos de Libros, y Lara de Palabras vitales, hemos decidido hacer un texto entre las tres. Realmente me ha encantado trabajar con ellas, y me han caído super genial!!!!
Unos tímidos rayos de sol se colaban por los cristales de la ventana del salón. Era una habitación tremenda mente acogedora; las paredes estaban pintadas con un azul claro que le daba luz a la estancia, al fondo se divisaba una mesa de madera pintada de blanco con un bonito jarrón repleto de resplandecientes rosas blancas. Una de las paredes estaba tapada por una bonita librería, también blanca, sobre la que reposaban novelas de toda clase de géneros. Además, había un sofá y un sillón alrededor de una pequeña mesa, desde los que se podía observar el fuego de la chimenea. En este espacio se encontraba un grupo de tres amigas que tomaban el café mientras se contaban los últimos romances que habían tenido.
La que se encontraba sentada en el sillón fue la primera en lanzarse a contar la historia de amor que vivió tan solo unos meses atrás…
―Era el último día de clases, al año siguiente yo entraría a la universidad. Al llegar a mi casa, después de un largo día, pude observar que en mi buzón ya no podía cumplir con su cometido, debido a la gran cantidad de cartas que tenía. Así que, a pesar de que sabía que todas serían facturas, decidí cogerlas y echarles un vistazo: "cuenta del gas”, “cuenta del Agua”, “postal de la abuela”, “Universidad de Yale”, “cuenta de la luz”… Entonces, volví una carta hacia atrás y… “¡¡Universidad de Yale!!”.
»No me podía creer lo que ponía, incluso se me quitaron las penas que me provocaban todas las demás cartas, jajaja. No dudé ni un instante en salir de casa e ir directa a contárselo a mis padres. Pero a causa de mis prisas, mi tremenda torpeza y la inmensa felicidad que me cegaba, choqué con un chico de pelo negro. A partir de ese momento, Nathan y yo nos encontramos en más de una ocasión, y de nuevo caía. Ya me conocéis… mis pies tropiezan incluso en la superficie más lisa y siempre termino en el suelo.
»Todo iba bien, hasta que tuvimos una dura discursión. Nathan me pidió perdón una y mil veces, pero yo no atendía a razones, soy tozuda como una mula. Aunque al final consiguió engatusarme de nuevo: "Vamos Ashton perdóname, ¿Quieres ser mi novia? Sin ti nada es lo mismo, mira por la ventana". Así hice, pude verlo con un gran ramo de flores. “Te quiero”, contesté. Un mes después, recibí un mensaje: "Se acabó. PD: Nathan". Y todavía no he vuelto a saber nada de él. Es como si hubiera desaparecido.
―No te preocupes, Ashton. Al menos ahora estás estudiando en una buena universidad un trago al ―dijo Aria en un intento por consolarla.
―No, eso se acabó. No les contesté porque él me pidió que no lo hiciera. ¡Qué estúpida fui!
―¿Estúpida? Te aseguro, que no lo fuiste más que yo… ―empezó a decir Arizona, después de darle un trago al café―. De hecho todo empezó en la floristería donde trabajo. Un día entró un chico, llevaba una chaqueta negra de cuero, que para seros sincera me encantó. Este me encargó que le preparara un ramo de tulipanes rojos.
«Que afortunada es ella, de tener a alguien tan romántico al lado», me atreví a decirle.
«No más que la que trabaja rodeada por tantos aromas y resguardada de la oscuridad del mundo en un lugar que brilla por su color y hermosura». Con esas palabras me enamoró.
―¡Madre mía! ¿¡Y quién no!? ―intervino Aria, con una pícara sonrisa.
―Pues ojalá no lo hubiera hecho. Todo fue muy rápido, al cabo de una semana volvió a la floristería y me encargó lo mismo. Pero mi sorpresa vino cuando al salir de trabajar allí estaba él en la puerta, esperándome. «No sé si es una buena idea, darle un ramo de tulipanes a la flor más bella del mundo». Así empezó todo, pero tan rápido como vino se fue. Dos semanas más tarde Recibí una rosa negra, con una tarjeta en la que ponía: “Se marchitó el amor. PD: Nath”.
―¡Ay! Qué capullos son algunos hombres… ni si quiera se dignan a terminar con una relación, cara a cara ―empieza a decir Aria furiosa―. Yo estoy saliendo con alguien desde hace dos semanas. También se llama Nathan, pero él no es como vuestros ex; él es tan tierno… Sería incapaz de dejarme de una forma tan cruel.
―Me alegro mucho por ti ―dijo Ashton después de dejar sobre la mesa su taza de café, ya vacía.
―Sí, menos mal que una de nosotras le va bien en el amor. ¿Te importa si vemos una foto de él? Me gustaría ponerle cara a tu príncipe azul jajaja.
―¡Claro! Mirad es este.
Cuando Arizona y Ashton vieron la imagen se quedaron perplejas. En ella se mostraba a un chico con una chaqueta de cuero, la cual le resultó bastante conocida a Arizona, y el pelo tan negro como el carbón, que le fue familiar a Ashton.
―¡¡Es él!! ―gritaron las dos a la vez.
―¿Cómo? ―preguntó Aria perpleja.
―Ese es Nathan, estoy segura. Por desgracia no consigo olvidar su imagen.
―¡Sí! Mira su chaqueta, es la que os había dicho.
―¿De verdad? Pues no pienso ser la próxima a la que humille con un mensaje de texto o una carta. Se me acaba de ocurrir una cosa.
El ruido de un mensaje lo despierta. Desbloquea el móvil y se da cuenta de que le acaba de llegar un mensaje de su última conquista. Tiene sueño, así que decide volver a bloquearlo, sin siquiera mirar lo que ponía. «Qué pesada es, debo terminar ya con esta relación. Estoy cansado de ver siempre la misma cara…».
Tres horas más tarde sus ojos se abren, pero esta vez por propia voluntad. Coge el móvil y, ahora sí, mira el mensaje que había ignorado.
―¡¿Cómo se atreve?! Ella no es quién para… será estúpida.
En el mensaje ponía: “Se acabó. Se marchitó el amor. Y si pensabas dejarme, por el culo te salió”.
No olviden anotarse en la nueva iniciativa Freenlace Friends Online, que la podrán encontrar en este blog!.
Sugus